La cesta de la compra suele ser uno de los gastos más elevados que una familia debe afrontar mensualmente. Por eso cuando nos disponemos a llenar nuestro frigorífico no debemos hacerlo a la ligera, sino que debemos establecer un presupuesto, como hacemos con el resto de cuestiones que implican gasto.
Voy a indicaros una serie de consejos para que no se produzcan sobre costes en este importante apartado del gasto familiar.
9 Trucos para ahorrar en la cesta de la compra
1. Establece un presupuesto: Este presupuesto no debe ser fijo, sino que debe existir un baremo, debe ser un tanto flexible. En temas alimenticios no debemos ser tan estrictos porque pueden surgir necesidades que no podemos desatender.
2. Siéntate y haz una lista de lo que vas a necesitar: No acudas al supermercado con una lista mental, escríbela. Sólo así te asegurarás de que lo tienes todo y de que no compras algo que no necesitas.
3. Compra semanalmente: Sé que esto es un tanto controvertido. Hay gente que recomienda comprar mensualmente, primero porque sólo se produce un desplazamiento al mes al supermercado, y segundo, porque te adaptas a lo que tienes y así lo racionas de manera que dure hasta el siguiente mes.
Pero yo veo dos problemas. El primero que precisamente suele ocurrir lo contrario, es decir, tener la nevera llena es sinónimo de confiarse. Como tenemos de todo podemos ser menos cuidadosos a la hora de echar mano de ello. Y segundo porque hay productos cuya duración requiere una compra menos espaciada en el tiempo, por ejemplo, carne, pescado, leche, etc.
Por eso recomiendo la compra semanal, de esa manera eres más consciente de las necesidades de tu hogar y no vas a tener que realizar compras puntuales. Semanalmente puedes organizar mejor el menú diario que si lo haces a un mes vista.
4. Elige lugares cercanos para realizar tus compras: Hemos abandonado la costumbre de comprar en los mercados pensando que así ahorramos. El único beneficio que veo a comprar en grandes superficies es el ahorro en el tiempo, porque económicamente puede resultar incluso más caro. Voy a explicarme.
Comprar en una gran superficie supone un desplazamiento que en muchos casos consiste en utilizar nuestro medio de transporte, con lo que representa en gasto en carburantes. Además al comprar en estos grandes colosos siempre compramos cosas que no necesitamos pero que se nos antojan.
5. Ceñirse a las necesidades: Nuestro objetivo es ahorrar, y aunque está bien darse un homenaje de vez en cuando, debemos pensar que está en juego nuestro bienestar económico.
6. Utilizar bolsas reutilizables e incluso el denostado carro: Parece poco importante, pero si cada vez que realizamos la compra tenemos que adquirir bolsas nuevas, estamos incrementando nuestro gasto. El precio de una bolsa puede resultar ridículo, pero la suma de muchas, puede resultar interesante.
7. Compara productos: Hay marcas que nos parecen imprescindibles pero porque no hemos probado otras. Solemos prejuzgar los productos por su envase o por ser conocidos o no. Que sea más vistoso o menos, que hayan cuidado mejor o peor la imagen, que hayan invertido más o menos en publicidad, no significa que sea mejor o peor producto.
Las marcas blancas son poco vistosas pero en ocasiones, nada tienen que envidiar a los productos de marca. Eso sí, tampoco debemos abusar en la adquisición de estos productos, pues en muchos casos la calidad está lejos de lo deseable. Recuerda, a veces, lo barato sale caro. A la hora de compararlos, compara precio, pero también cantidades.
8. Las ofertas pueden resultar útiles: En ocasiones existen promociones que te ayudan a ahorrar un poco. Por ejemplo los 3 x 2, o los regalos al comprar otros productos. Pero cuidado. A veces compramos cosas que no necesitamos por el hecho de creer que es una ganga.
9. Trata de llevar el dinero en efectivo: Así te asegurarás de no gastar más de lo que te habías propuesto. El autocontrol, por desgracia, no siempre funciona. Las tarjetas de débito o crédito pueden ser un auténtico peligro, pues no somos realmente conscientes de lo que gastamos al usarlas. El disponer de ellas nos puede generar confianza y gastar con ello más de la cuenta.
Por tanto, la compra debe ser una actividad bien planificada y no una acción realizada a la ligera. Una buena planificación conseguirá que ajustemos bien los gastos mensuales, consiguiendo la tan ansiada estabilidad económica.